jueves, 8 de noviembre de 2012

#12

Me encuentro en una sala, oscura, no veo absolutamente nada. Se encienden las luces, y veo una sala vacía, en la que me siento vacío, es fría y solitaria. Se apagan las luces, se encienden, veo un juguete de cuando era pequeño, se apagan, se encienden , veo un álbum de fotos del pasado, se vuelven a apagar y a encender, y sucesivamente van apareciendo objetos del pasado, una cámara de fotos de carrete, chupetes, sandalias de playa, y demás objetos. De repente se apagan,  se encienden, y aparece mi padre, prácticamente al segundo se vuelven a apagar y encender, y aparece también mi amiga, se vuelven a apagar y encender, y aparecen mis abuelos. Se vuelven a apagar y a encender, y ningunas de esas personas estaba ya en esa sala.
Y aunque la sala estaba completamente abarrotada de objetos, me seguía sintiendo vacío, en una sala que no está vacía.
Estaba soñando, todo esto fue totalmente un sueño. Claramente es imposible que eso, pase en la realidad. Me despierto a las diez de la mañana, y no se que hacer con mi vida, que sigue tan monótona como siempre.  Nada mas despertar fumo en mi pipa, me tomo mi tazón de leche con unas galletas y un plátano, me cepillo los dientes y me tumbo en el sofá mirando cualquier programa mañanero. Pero hoy no, hoy estoy dispuesto a ir al banco y pedir un crédito.
Quiero abrir la puerta para salir a la calle, pero no soy capaz, no soy capaz de salir de aquella cueva habitable. Las manos me empiezan a temblar y pierdo el pulso, enciendo de nuevo mi pipa, y fumo, fumo como vocales que no suenan. Ninguna vocal deja de sonar, todas se escuchan, menos aquella que se ocultan en los diptongos, son importantes, necesarias, pero no suenan en las palabras. Eso mismo es lo que yo siento con la sociedad, del lugar que ocupo en la sociedad.
Me tumbo en el sofá, y sin pensarlo vuelvo a soñar. Estoy caminando por un prado de hierba lila, donde hay un cielo grisáceo con un mar azul. Las flores era amarillas y cantaba genial. Había una mansión, dividida en cinco secciones, la primera es para heteros, la segunda es para gays, la tercera es para lesvianas, y la cuarta es para bisexuales. Luego había una pequeña habitación, que era para zoofílicos, necrofílicos, tafefílicos, pederastas y demás. Gente marginada con problemas que no son normales.
Entro en esa mansión. En la primera sala, la de los heteros había gente de todo tipo. Gente salida pillando cacho, gente salida que no pilla cacho. Marginados, masturbadores compulsivos y demás. Los gays estaban todos desnudos, montándose unos a otros como animales, todo el mundo participado. Las lesbianas parecían lo que no eran. Y los apartados eran totalmente asquerosos, no vale ni la pena describir nada.
De repente un hombre vestido de mujer me empieza a perseguir, me caigo, y me despierto con un grito.
Mis sueños cada vez son más raros, y típicos, sobre todo típicos. Este sueño solo fue una representación de la imagen que tenemos sobre las personas, algo totalmente típico.
No puedo seguir reflexionando sobre sueños estúpidos. Los sueños son sueños, y punto. Si en el fondo solo estoy haciendo tiempo para no pedir la hipoteca, me da demasiado miedo. No me la van a conceder. No tengo trabajo y cobro 470€ de paro. Es imposible que me la den.
Efectivamente, hacen ya 3 horas que fui a pedir la hipoteca. Y nuevamente mis sueños se desvanecen. Podría haber aprovechado aquella oferta, la de aquel hombre. Sería famoso y rico. Pero soy torpe, demasiado torpe. Soy tan torpe que me atraganto con mi propio aliento.
Mi amiga cuando no tenía nada hizo locuras. ¿Yo que hago? No hago nada, no soy capaz de hacer nada.
Abro la ventana de mi piso, miro hacia la carretera, pasan muchos coches.
La gente muere, lo se. Papá muere, mi amiga muere, mis abuelos mueren. A mi madre poco le queda, está muy enferma. Y eso debe de significar algo. Y significa que si todos mueren, yo muero, y si no muero moriré en vida, sin aquello a lo que amo.
A mamá no le gustaría, a papá no le gustaría, a mis "abus" no le gustaría, a mi amiga no le gustarías.
Hace tiempo templado y son las ocho de la tarde, el aire chocante contra mi cuerpo daba frío, mucho frío. Hay un coche bajo mis rodillas, espero caer delante de uno para que sus ruedas pasen sobre mi costado.
Estoy tirado en la carretera, rodeado de gente. La gente grita, los niños lloran abrazados a sus madres, la palabra suicida me arranca poco a poco y lentamente el conocimiento. Me duelen algunas partes de mi cuerpo, y otras no las siento. Solo quiero dormir, para olvidarme de este inmenso dolor.

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